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Friday 19  April de 2024
Buenos Aires 

Manejo de malezas

El congreso anual de la cadena sojera tuvo a este tema como un eje central. Qué ven los expertos para el futuro de esta pelea clave para el campo.

Las malezas problemáticas son, sin duda, el principal rival agronómico que ha tenido que vencer la soja en los últimos años. La expansión de la resistencia o tolerancia que diferentes “yuyos” han ido adquiriendo a los herbicidas complicaron a los productores en el manejo y en los costos. Por eso, fue uno de los temas centrales del congreso que la cadena sojera, nucleada en ACSOJA, realizó esta semana en Rosario. Allí, se abordó en profundidad qué está haciendo la ciencia para enfrentar este grave problema. “Hay que hacer más que lo que se hizo hasta ahora. Falta un verdadero compromiso de todos los actores de la cadena”, lanzó al comienzo el especialista Eduardo Leguizamón, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Uno de los problemas que destacó el experto es el impacto que tiene este tema en la ecuación económica de los productores, ya que controlar a las malezas significa, en muchos casos, más del 50% de los costos productivos de la soja. Además, está claro, genera fuertes pérdidas en rinde, más problemas en la cosecha. “Hay que trabajar con un horizonte de largo plazo. Por eso, es un disparate que haya contratos de alquiler a un año”, disparó Leguizamón. En este contexto, desde el sector privado también varios especialistas contaron qué se está investigando para enfrentar este problema. Sergio Cepeda, coordinador técnico de Herbicidas para el Cono Sur de Bayer CropScience, coincidió con Leguizamón en que, si no se modifica el actual sistema agrícola, habrá más resistencia a nuevos modos de acción que los que existen en la actualidad. Para Cepeda, en el futuro las gramíneas y el Amaranthus dominarán el escenario e hizo hincapié en que hace falta un manejo integrado para controlarlas, más allá del uso de herbicidas, que incluya la rotación de cultivos, la utilización de cultivos de cobertura, rotar modos de acción e, inclusive, algún tipo de labranza (si se puede hacer sin perder lo que se ganó con la siembra directa). Así las cosas, los de la firma alemana están trabajando en el desarrollo de nuevas variedades de soja que incluyen eventos de tolerancia a diferentes herbicidas, para reducir el riesgo de aparición de biotipos de malezas resistentes. De todas formas, “herramientas hay muchas; el tema es cómo usarlas”, sostuvo Cepeda. Por su parte, en el panel de ACSOJA, Enrique Fernández, director de Desarrollo y Marketing de la firma nacional Red Surcos, hizo foco en el uso de la nanotecnología en este combate contra las malezas. Dijo que utilizar productos que permiten reducir la cantidad de principio activo incluido en los herbicidas mejora de manera muy clara su eficiencia y su impacto ambiental. “Los productos elaborados en base a la nanotecnología tienen una mejor capacidad de penetración, por su pequeño tamaño y, además, más superficie específica de contacto. Así, es más veloz su difusión por la planta”, explicó el experto. Fernández, más adelante, des cribió los beneficios de esta tecnología en uno de los herbicidas más usados en el país, como es el 2,4-D. Según precisó, en cuatro campañas sumaron 6 millones de hectáreas de soja tratadas con este herbicida. A continuación, Federico Miles, gerente de Portfolio de Herbicidas de Latinoamérica y Cono Sur de DuPont, coincidió en que el objetivo no debe ser una maleza, sino el sistema. Y para ejemplificarlo, precisó: “hace 4 años hicimos una encuesta entre los productores y surgió que por entonces la rama negra era la más complicada. Este año volvimos a realizar el trabajo y la conclusión fue que esa especie está controlada pero que se han escapado otras como amaranthus y las gramíneas”. En ese sentido, Miles expresó que este año piensan lanzar una nueva tecnología en herbicidas, que tendrá en conjunto dos modos de acción. En el panel de malezas, durante el evento que se llevó a cabo en la Bolsa de Comercio de Rosario, también estuvo Juan Caporicci, coordinador de Herbicidas para Argentina y Uruguay de la firma FMC, otra que está entre las 10 más importantes del mundo en agroquí- micos. El experto recordó que “la capacitación es fundamental para combatir a las malezas resistentes, porque todavía falta información sobre ellas y sobre los diferentes modos de control”. Por eso, explicó que hacen mucho foco en capacitar a los produc tores a campo, para que puedan identificar bien la problemática de cada lote, lo que les permitirá planificar la estrategia de intervención, con controles con herbicidas preemergentes y haciendo luego un repaso con postemergentes. “Hay que reaprender todo el tiempo y actualizarse. La mejor herramienta es el conocimiento. Esto no lo va a resolver solo una empresa”, manifestó Caporicci. Junto a él estaba Raúl Moreno, responsable del área de Investigación y Desarrollo de Herbicidas para América Latina Sur de Syngenta, quien destacó el largo proceso que implica cada producto herbicida que se lanza al mercado. Precisó que el promedio del costo del desarrollo y lanzamiento de un producto, en las grandes compañías que pueden hacer estas tareas, es de U$S 260 millones. Dijo que su empresa invierte en eso U$S 1.500 millones año. Por último, María Lucía Travaini, del área de Investigación y Desarrollo de Investigaciones Biológicas en Agroquímicos Rosario (INBIOAR) planteó que las plantas pueden ser una fuente alternativa de nuevas moléculas herbicidas, que podrían llamarse bioherbicidas. “La propia naturaleza ofrece alternativas. Su gran diversidad estructural y modos de acción, sumados al menor impacto ambiental, convierten a los compuestos derivados de ellas en buenas alternativas para estas cuestiones”, indicó. Así como comenzó, Leguizamón terminó con algunos datos que dejan en claro cuál es la situación: actualmente, hay 500 especies resistentes a nivel mundial y en la Argentina ya se detectaron 24 biotipos de 17 especies que tienen esas características. No hay tiempo para perder.

La misma superficie, peroconmás tecnología

Ya comenzó la siembra de trigo y la perspectiva es que la superficie aumente considerablemente, según diferentes estimaciones. La misma idea existe para el maíz. Ambos cereales fueron beneficiados por la eliminación de las retenciones y de los ROEs. Pero, en este escenario, ¿cuál es el futuro de la soja? “Este año se va a mantener el área sojera, pero se empezó a mover el uso de tecnología”, analizó Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), durante el seminario que la entidad organizó esta semana en Rosario. Rossi alertó, igualmente, que las retenciones siguen siendo un peso muy importante para la soja, sobre todo para los productores que están alejados de los puertos. “El 30% todavía es excesivo”, opinó. La alícuota anterior, hasta el final del gobierno kirchnerista, era de 35%. En el congreso estuvo también Miguel Lifschitz, gobernador de Santa Fe, quien reconoció a la soja como gran motor de la economía argentina. “El poroto ha tenido mala fama en los últimos tiempos, sobre todo desde que la ex presidente Cristina Kirchner lo calificó de yuyo; se le han achacado todos los males… que es transgénico, que el glifosato, que el monocultivo, que agota los suelos, que promueve los pooles de siembra y la concentración económica, que compite contra los tambos y otras actividades agropecuarias, y la verdad que es como demasiado para un poroto. En todo caso, esas cuestiones tienen que ver con las malas políticas de los gobiernos, con la falta de una política agropecuaria con visión de futuro”, se despachó el socialista Lifschitz, para sorpresa de muchos

 

FUENTE: Clarin Rural