SELECCIONA TU PAIS

Wednesday 24  April de 2024
Buenos Aires 

Jornada María Susana. Super Campo. Febrero 2015

Los yuyos colorados son los que hoy le quitan el sueño a los agricultores. Tanto en la subespecie A. palmeri, de más reciente aparición en el país como la A. hibridus, ya naturalizada, este complejo de malezas se ha convertido en un problema serio.

HASTA HACE unos 5 años poco se sabía del Amaranthus palmeri, y apenas se estimaban en unas 100 mil las hectáreas afectadas en todo el territorio agrícola nacional, por esta malezas que se ha declarado voraz. Claro que ya había presencia del Amaranthus hibridus, la subespecie autoctona, más conocida por los productores locales como yuyo colorado. Hoy, cerca de cerrar la campaña gruesa 2014-15 ya se especula con que serán unas 2 o 2,5 millones las hectáreas afectadas en todo el país con ambas especies. “Sólo el palmeri ya está afectando unas 700 mil hectáreas entre el sur de Córdoba, el sur de Santa Fe, además de focos en Salta y Tucumán; y dónde se afianza esta maleza, se convierte en el principal problema en la mente del productor”, dice a Super CAMPO el ingeniero Juan Pablo Caporicci, coordinador de herbicidas para Argentina de FMC. “Tampoco hay que descartar lo rápido que avanza hacia la zona Núcleo”, indicó, “porque si bien los primeros ataques se dieron en el sur cordobés, ambos yuyos colorados que ya son resistentes a los herbicidas ALS, como también al glifosato, avanzan en línea hacia el puerto de Rosario, por el traslado de semillas en los camiones, además de que las diseminan las cosechadoras”, analizó Caporicci. FUERTE. Esta maleza, sobre todo la variedad palmeri, tiene una rápida agresividad por su gran capacidad de producción de semillas, justamente el blanco que el productor debe atacar, para lo cual los especialistas recomiendan no sólo trabajar con químicos, sino también con medidas de manejo. “En estos casos, las prácticas deben ajustarse región por región pero la estrategia fundamental es arrancar con el lote limpio”, explicó el ingeniero de FMC. “A nivel químico, la mejor estrategia es usar herbicidas pre-emergentes que ayudan a mantener a raya el banco de semillas”. Pero, luego de los 30 o 40 días en los que puede actuar, se deberían combinar otros manejos como el sombreado de los entresurcos para evitar que las malezas germinen ante la falta de luz. “Hay que trabajar con estrechamiento de hileras, grupos de madurez más largos (ramificadores), y fechas de siembra que le permitan a la soja un crecimiento lo más rápido posible”, agregó Caporicci. En cuanto al control quí- mico se recomienda el uso de mezclas de dos modos de acción diferentes que ataquen la maleza en dos procesos fisiológicos distintos. “Como el Amaranthus tiene una amplia capacidad de generar resitencia, el productor debe ser muy cuidadoso antes de definir el manejo para evitar problemas de resistencia a más principios activos, como ya sucede en Estados Unidos, por ejemplo”, dijo Caporicci. PROBLEMAS DE COSTOS. Hoy, por un tema de costos el productor no toma todos los recaudos que debería tomar, pero debe entender que, una vez que una maleza resistente entra en un sistema de producción, lo cambia y es muy difícil volver atrás. Esto implicará invertir en productos pre-emergentes que estaban fuera de uso pero que hoy se convierten en la alternativa mas rentable. “Un productor que se encontró con el Amaranthus en su campo puede gastar hasta 100 dolares /ha en herbicidas para controles posemergentes, e incluso tener mermas de rindes de 7 a 10 quintales con pérdidas fuertes en el margen”, analizó el especialista de FMC, para contrastar que, “si gasta 80 a 100 dólares/ha en pre-emergentes, minimiza el uso de los pos-emergentes y se evita la merma de rinde”. JORNADA. La estancia “La Cucuca”, ubicada entre las localidades cordobesas de Vicu- ña Mackena y Washington, fue sede de una interesante jornada a campo donde FMC mostró una gran variedad de ensayos destinados a mejorar el control de Amaranthus palmeri, una de las malezas resistentes a herbicidas que más dolores de cabeza está provocando a los productores de la región. Allí, se expusieron los resultados que pueden obtenerse con aplicaciones de Capaz MTZ, el único producto especialmente registrado para el control de Amaranthus en soja, y con distintas combinaciones de otros herbicidas, si a esto se suman algunas estrategias de manejo como la siembra de 35 cm para cubrir rápidamente el surco, y la implantación de cultivos de cobertura como el centeno, que impiden la proliferación y el desarrollo de malezas de difícil control. La jornada de capacitación y discusión fue muy bien aprovechada por unos 150 técnicos y productores de punta que intercambiaron opiniones e hicieron consultas a los técnicos de FMC y a dos reconocidos especialistas invitados para la ocasión: los ingenieros agrónomos Luis Lanfranconi (INTA) y Sergio Morichetti, magister en malezas por la Universidad de Florida, Estados Unidos. Por la empresa participaron los máximos responsables para Argentina y Uruguay, encabezados por su gerente general, Eduardo Pérez, y el gerente de marketing, Sebastián Camba, además de los coordinadores de herbicidas Juan Pablo Caporicci; de mercado, Luis Repezza, y de desarrollo, Fabián Giménez.

A CAMPO. Se recorrieron dos grupos de parcelas enfrentadas con ensayos: en uno se podía observar el desarrollo de cultivos de soja y de maní totalmente enmalezados, sin tratamiento alguno, y en el otro grupo se veía el comportamiento de distintos herbicidas como Capaz MTZ o varias mezclas de ellos, en ensayos replicados con modificaciones de distancias entre hileras y de aplicación de cultivos de cobertura, para que los asistentes pudieran verificar las diferencias entre manejos. Al abrir las presentaciones, Luis Lanfranconi destacó que el creciente problema de las malezas resistentes, que en el sur de Córdoba tiene su máxima expresión en el Amaranthus, obliga a realizar un abordaje totalmente distinto al de los últimos años, dado que ya no se puede descargar toda la responsabilidad en un solo herbicida. “Hay que trabajar integralmente sobre el sistema productivo”, afirmó, “aplicando mezclas de distintos principios activos y sumando la utilización de variedades de rápido crecimiento y sembradas a 35 cm, para acelerar el cierre del surco, y utilizando cultivos de cobertura que demoren el nacimiento de la maleza”, dijo. “Hay que pensar en que el gasto en herbicidas será más alto porque habrá que usar mezclas de compuestos y si en vez de un mosquito hay que usar tres, no hay que dudarlo”, enfatizó, para añadir que también puede llegar a observarse algo de fitotoxicidad que finalmente será un daño menor ante las consecuencias de un crecimiento explosivo del Amaranthus. Coincidiendo con Lanfranconi, el gerente general de FMC, Eduardo Pérez, advirtió que ante el problema de las malezas rebeldes, lo peor que puede hacer el productor es pretender ahorrar en tecnología. “Estamos viviendo las campañas más difíciles de los últimos años y la única manera de sobrevivir es trabajando de manera eficiente. Hay que intentar llevar al máximo la producción, sin ahorrar costos, porque a medida que se ahorre con precios bajos para la soja, alta inflación y con un dólar bajo, la ecuación econó- mica se complica bastante”, dijo, para agregar que en FMC vienen trabajando desde 2008 en el control de malezas resistentes, anticipándose a la explosión del problema, lo que les ha permitido armar un portfolio útil para los productores. PALABRA DE PRODUCTOR. Sobre la utilización de los cultivos de cobertura, el propietario del campo, Roberto Ressia, explicó que les está dando muy buenos resultados mediante la siembra aérea de 50 Kg de centeno por hectárea, unos 30 días antes de la cosecha de soja. “De esta manera, cuando se levanta la soja el centeno ya está logrado y el suelo no pierde cobertura”, precisó. Por su parte, el ingeniero Sergio Morichetti se refirió a la proliferación de dos tipos de Amaranthus en el área agrícola de la Argentina. El tradicional Amaranthus quitensis, nuestro Yuyo Colorado, y el Amaranthus palmeri, que es una especie exótica, proveniente de Estados Unidos que hace algo más de 10 años que se encuentra en el país. “Si bien no es fácil diferenciarlos, lo concreto es que si en un lote está cualquiera de los dos, hay que controlarlos por igual porque ambos poseen resistencia al Glifosato y a los herbicidas inhibidores de ALS. En el sur de Córdoba la problemática está centrada en Amaranthus palmeri porque está creciendo en forma exponencial: una sola planta puede liberar entre 100 mil y 400 mil semillas”, indicó, antes de acompañar a los visitantes en una recorrida por los ensayos en maní.

FUENTE: FEBRERO SUPERCAMPO ORIGINAL